- Contiene más proteínas que el maíz y el arroz, y 80% más que el trigo. Destaca por su alto contenido de vitaminas A, B, C, B1, B2 y B3, así como de ácido fólico, calcio, hierro y fósforo.
- Es bastante versátil. Puede servirse como parte de guarniciones, platos principales e incluso ser el protagonista.
- El 51% de la producción nacional de amaranto se concentra en Puebla.
¿Qué es?
La palabra amaranto, huahtli en lengua náhuatl, significa “la partícula más pequeña dadora de vida”, porque fue y continúa siendo el alimento prodigio del pasado, que renació en el presente y prevalecerá en el futuro.
Este alimento proviene de una planta de la familia de las amarantáceas, también llamada “alegría”, que llega a alcanzar 1.5 metros de altura y tiene hojas largas comestibles a las que se les llaman quelites. Las semillas son la parte más importante de la planta. En la parte más alta se forma una espiga o ramillete de color rojo burdeos, en donde se concentran unas 50 mil semillas, que se ponen a secar.
Existen muchas variedades de amaranto, algunas de ellas producen flores de colores verde, rosa, rojo o púrpura, sin embargo la semilla es pálida en casi todos los casos.
En México, la Martinica, India y China se consume de manera habitual. En nuestro país se cultiva desde hace 7 mil años y fue parte fundamental de la dieta de los mesoamericanos antes de la invasión española.
En la actualidad se conservan las zonas de producción y cultivo de la época precolombina. El 51% de la producción nacional se concentra en Puebla. En 2015, cerca de 2,200 productores sembraron 4,350 hectáreas. Asimismo, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) confirma que más del 80% de la producción nacional de amaranto la aportan los estados de Tlaxcala y Puebla.
Este cultivo se da de manera anual y su periodo de cosecha va de octubre a enero, sin embargo en el mes de diciembre se obtiene cerca del 50% del total de la producción.
Este cereal de extraordinarias cualidades nutritivas, con el que se elaboran diferentes tipos de productos alimenticios como alegrías, harina, galletas, bebidas y dulces, se coloca junto al maíz en un sitio privilegiado en la alimentación mexicana, en la cultura y la cosmogonía de pueblos y comunidades mesoamericanas.
¿Qué nutrimentos y beneficios aporta?
El amaranto contiene más proteínas que el maíz y el arroz, y 80% más que el trigo. 100 gramos (g) de amaranto, 10 cucharas aproximadamente contienen 371 calorías (kcal), 14 g de proteínas, 7 g de grasas, 65 g de carbohidratos, 7 g de fibra, así como vitaminas A, B, C, B1, B2 y B3, además de ácido fólico, calcio, hierro y fósforo.
El amaranto es rico en aminoácidos como la lisina, lo que coloca a este cereal no sólo como uno de los alimentos más completos, sino como el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano y uno de los 36 cultivos más prometedores del mundo.
Las semillas de amaranto están compuestas por una extraordinaria variedad de vitaminas y minerales que mejoran la salud del organismo humano. Son benéficas tanto en el ámbito nutricional como medicinal. Por ejemplo, favorecen el rendimiento físico y mental. Además, benefician el rendimiento cerebral debido al bajo índice glucémico que poseen. Se recomiendan ampliamente para personas que realicen actividades con desgaste físico y mental.
Por otro lado, el amaranto fortalece los huesos debido a su alto contenido de calcio, magnesio y fósforo, e incluso resulta efectivo para reducir los síntomas causados por la osteoporosis.
Debido a que este alimento regula el colesterol en la sangre, también favorece el buen funcionamiento del corazón. Es rico en grasas poliinsaturadas, lo que lo convierte en un alimento muy saludable para el sistema circulatorio.
De igual manera, el amaranto es rico en hierro, lo que lo hace el suplemento perfecto para el embarazo y la lactancia. Contiene un nivel de calcio superior al de la leche, lo que favorece la formación ósea del feto en sus primeros meses de gestación.
¿Cómo se recomienda consumirlo?
El amaranto se consume en México de forma muy similar a como se hacía en la época prehispánica: en atoles, harina para la chapata michoacana y en alegrías.
De la planta de amaranto también se consumen las hojas tiernas, ya sea crudas en ensalada o cocidas, como espinacas y quelites, conocidas como quintoniles. La flor púrpura se usa para adornar las ofrendas de Día de Muertos.
El amaranto es bastante versátil y puede formar parte de guarniciones, platos principales e incluso ser el protagonista de la mesa. Se puede consumir como tal, una vez cocido, como comemos otros cereales. El grano cocinado puede prepararse en sopas y ensaladas. El grano o harina es útil para empanizar, así como para elaborar cremas, salsas y acompañamientos.
Es un buen remplazo en preparaciones con sémola de trigo, por ejemplo, en el cuscús. Puede dar textura a otros platillos, como la crema de verduras, pues es un espesante natural.
De la semilla del amaranto se obtienen harina y aceites con los que se elaboran preparaciones como galletas, bizcochos, empanadas y otros, además de bebidas como licuados, agua de amaranto, atoles y cerveza.